lunes, 10 de octubre de 2016

Realizaremos un experimento demostrando cómo las plantas liberan oxígeno al hacer fotosíntesis.
Para comenzar haremos una breve introducción sobre la nutrición de las plantas: Las plantas fabrican su propio alimento. Por tanto, no necesitan alimentarse de otros seres vivos. La alimentación de las plantas comprende tres etapas: tomar sustancias del suelo y del aire, transformar estas sustancias en alimento y repartir el alimento por toda la planta. Además, para aprovechar su alimento, las plantas necesitan respirar permanentemente, como el resto de los seres vivos.
Los vegetales, a diferencia de los animales o los hongos, son capaces de fabricar su propio alimento a partir de:
_Agua y sales minerales, que toman del suelo a través de sus raíces.
_Gases que toman del aire y que penetran por sus hojas.
_La luz del sol.
Con estos componentes las plantas fabrican otras sustancias más complejas que utilizan para crecer y realizar las funciones vitales. Parte del alimento que no utilizan en estas funciones lo almacenan en sus hojas, en sus raíces, en sus frutos y en sus semillas.

Fotosíntesis
La fotosíntesis es el proceso que realizan las plantas para fabricar su alimento.
La fotosíntesis se produce en las hojas. El agua y las sales minerales de la savia bruta se combinan con el dióxido de carbono y se transforman en la savia elaborada, que es el alimento de la planta. Para transformar la savia bruta en savia elaborada, la planta necesita la luz del Sol. Por eso, las plantas sólo realizan la fotosíntesis de día, cuando hay luz.
Las plantas captan la luz solar mediante una sustancia llamada clorofila, que es de color verde. Como resultado de la fotosíntesis, las plantas eliminan oxígeno.
Durante este proceso, las plantas también producen oxígeno, que se libera a la atmósfera. Este oxígeno es el que utilizamos todos los seres vivos para respirar.





 Materiales: Embudo, Tubo de ensayo, Hoja de Elodea, bicarbonato de sodio, lámpara, vaso de precipitado y agua.
Procedimiento: Colocamos ¾ de agua en el vaso, luego agregamos una cucharada de bicarbonato de sodio y mezclamos los materiales.
Tomamos la planta de elodea, la introducimos en el embudo para después ubicarlo invertido en el vaso de precipitado.
Se invierte agua en el tubo de ensayo y con él se cubre el pico del embudo.
Se coloca una lámpara a 50 cm de altura. Se esperan 10 minutos aproximadamente para observar los resultados.

La elodea es una planta acuática perenne. Cuando florece, genera tres pétalos blancos de flores que flotan en la superficie del agua. Esta planta produce burbujas cuando respira, característica útil para el estudio de las estructuras de la planta y su capacidad para producir energía.
Las burbujas visibles que surgen desde las hojas de las elodeas son, en realidad, un subproducto del proceso conocido como fotosíntesis. La fotosíntesis se produce en las plantas y algunas formas de algas; es el proceso que convierte la energía luminosa en un tipo de energía química que se almacena como azúcar. La clorofila y el betacaroteno cumplen un rol muy importante en esta conversión. En la mayoría de las plantas, la fotosíntesis se produce en las hojas y, en menor cantidad en los tallos.
El número de burbujas visibles que produce la elodea ayuda a determinar la velocidad de la fotosíntesis. Sin embargo, las burbujas de oxígeno solo permiten realizar una medición aproximada de esa velocidad. Como también es capaz de disolver en agua, no todo el oxigeno se va a transformar en gas y generar burbujas.
El tipo de luz que se utiliza para la fotosíntesis también determina la cantidad de burbujas de oxígeno que se producen: cuanto más calor emane la fuente de  luz, más caliente será el agua; y cuánto más alta sea la temperatura del agua, el oxigeno será menos capaz de disolverse. Como consecuencia se producirán más cantidad de burbujas de oxigeno.

En la fotosíntesis, al producirse oxigeno disminuye la cantidad de ácido carbónico y el CO2 disuelto en el agua es utilizado y consumido para este proceso. Por ello se emplea bicarbonato de sodio.

viernes, 7 de octubre de 2016

Pertenece a la etapa O (obtener) ya que en la foto se observa que ingiere alimentos (Evelin)


Pertenece a la etapa E (excretar). Los desechos celulares son eliminados por la orina. (Camila)


Pertenece a la etapa U (utilizar) ya que se observa al animal caminando y gastando energía. (Florencia)




Este individuo se está nutriendo ya que utiliza energía haciendo deporte. Pertenece a la etapa U (utilizar)

Elodea con agua

Elodea con agua y sal

viernes, 12 de agosto de 2016





Célula de epidermis de una cebolla "Allium cepa" (aumento 200), tomada con un microscopio óptico con unos oculares de 40x y una cámara de 5x.
Teñida con azul de metileno.




 



Epidermis de cebolla con lugol
Aumento : 10x/0.25
4/0.1
Microscopio: óptico






  Hoja de elodea
      Aumento : 10x/0.25
      No fue teñido
      Microscopio: óptico                                  

Raspado de superficie interna de pecera
Aumento : 10x/0.25
No fue teñido
Microscopio : óptico


      Hoja de elodea
      Aumento : 10x/0.25
      No fue teñido
      Microscopio: óptico                                  

Raspado de superficie interna de pecera
Aumento : 10x/0.25
No fue teñido
Microscopio : óptico
Epidermis de cebolla con lugol
Aumento : 10x/0.25
4/0.1
Microscopio: óptico

domingo, 10 de julio de 2016

Confusión sobre el colesterol.


Hace años que se afirma que el «colesterol bueno», o lipoproteínas de alta densidad (HDL, por sus siglas en inglés), podría no ser tan bueno. Un estudio reciente demuestra, de hecho, que cierta subclase de HDL resultaría perjudicial al aumentar el riesgo de cardiopatía isquémica.
La causa de ello residiría en una pequeña proteína proinflamatoria, la apolipoproteína C-III (apoC-III). Su presencia en la superficie de las HDL podría casi doblar el riesgo de cardiopatías en hombres y mujeres sanos, según Frank Sacks, catedrático de prevención de dolencias cardiovasculares en la Escuela de Salud Pública de Harvard y autor principal de un estudio publicado en el número de abril del Journal of the American Heart Association. En el estudio se descubrió también que las HDL sin apoC-III conferirían una protección especial al corazón. Diversas investigaciones ya habían demostrado que las LDL (lipoproteínas de baja densidad, o «colesterol malo») con apoC-III en su superficie resultaban particularmente dañinas, al aumentar la frecuencia de formación de placas en las arterias. Pero, según Sacks, este es el primer estudio prospectivo a gran escala con participantes sanos donde se pone de manifiesto que la presencia de apoC-III en las HDL ejercería un efecto similar.
Los científicos examinaron muestras de sangre de 572 mujeres en el Estudio de Salud de Enfermeras y de 699 hombres en el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud, dos de las mayores investigaciones a largo plazo sobre los factores que afectan la salud de hombres y mujeres. Tras realizar entre 10 y 14 años de seguimiento, documentaron 634 casos de cardiopatía isquémica, que compararon con participantes control en cuanto a la edad, tabaquismo y fecha de obtención de la muestra sanguínea. Después de realizar los ajustes pertinentes para tener en cuenta esos factores y otros factores de riesgo cardiovascular relacionados con el estilo de vida, descubrieron que la presencia de HDL con apoC-III aumentaba el riesgo en casi el doble. Los hombres y mujeres cuyos niveles de HDL con apoC-III se hallaban en el 20 por ciento superior presentaban un 60 por ciento más de riesgo de sufrir cardiopatías que los del 20 por ciento inferior.
Sacks afirma que las técnicas empleadas por su equipo para medir la concentración de las dos subclases de HDL, que están siendo patentadas por Harvard, podrían dar lugar a pruebas más precisas para evaluar el riesgo de cardiopatías y la respuesta al tratamiento. Además, los resultados, si se corroboran en su estudio y en otros en curso, incentivarían el desarrollo de medicamentos que actuarían sobre las subclases de HDL, con el fin de aumentar los niveles de HDL sin apoC-III y reducir los de HDL con esta sustancia. Pero aún hay mucho que aprender sobre las HDL y sobre cómo actúan, afirma Nilesh Samani, de la Universidad de Leicester y coautor de un estudio que ha demostrado que una elevación de las HDL podría no afectar el riesgo de cardiopatías.


Bibliografía.
Página web.










Nuevo estudio  sobre el  colesterol y su relación con el riesgo cardíaco.

Durante mucho tiempo hemos recibido la recomendación internacional de no excedernos con la ingesta del colesterol si queremos cuidar la salud del corazón, sin embargo, ya hemos hablado acerca de la mentira del colesterol y hoy, un nuevo estudio sobre el colesterol y su relación con el riesgo cardíaco avala lo antes dicho.
Se trata de un metaanálisis recientemente publicado que tras evaluar a 40 estudios diferentes concluyó que el colesterol que se ingiere no se puede asociar con ninguna enfermedad de las arterias coronarias, ni con accidentes cerebrovasculares isquémicos o hemorrágicos. Es decir, no hay una relación estadísticamente significativa entre el colesterol que comemos y el riesgo cardíaco.
Sí se observó que la ingesta de colesterol incrementaba el colesterol en sangre, así como el colesterol malo o LDL y el colesterol bueno o HDL, también llamado colesterol cardioprotector. Sin embargo, su consumo no elevaba los triglicéridos ni pudo asociarse a mayor riesgo cardíaco.
Aunque la investigación concluye que se necesitan más estudios cuidadosamente realizados y con muestras bien seleccionadas para conocer mejor la relación entre el colesterol que se ingiere y el riesgo cardíaco, hasta el momento,este y otros estudios no pueden encontrar una relación estadísticamente significativa entre el consumo de colesterol y un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Por lo tanto, quizá sea momento de cambiar las recomendaciones actuales y de mirar más allá del consumo del colesterol, pues tal vez, en el riesgo de sufrir problemas cardíacos influyan más otros factores que la cantidad de colesterol que se ingiere a diario.

Estudio realizado el 13 de agosto 2015.
Bibliografía:

Página web.
http://www.vitonica.com/prevencion/nuevo-estudio-sobre-el-colesterol-y-su-relacion-con-el-riesgo-cardiaco